Las experiencias desagradables favorecen la emoción de ira facilitando la expresión de conductas agresivas. El ejemplo más claro de ello es la experiencia de dolor. Así por ejemplo, cuando algo nos duele, florece nuestro mal carácter.
Saber qué nos desquicia nos ayudará a poder controlar la ira.
Es importante, conocer la emoción, identificarla, saber cómo reaccionamos ante diversas situaciones y aprender a controlarla.
Esto es lo que hemos estado trabajando en esta semana mediante nuestro emocionario y a través del cuento: "Un paseo por las estrellas" de Begoña Ibarrure.
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